Sunday, January 6, 2008

El día de los Reyes


¡Felices, felices, felices fiestas! Fiestas aliterativas. Anoche como todos los años dejé los zapatos en el umbral y hoy, al despertarme temprano (no digo que me madrugara) encontré, alrededor de los ocho pares de zapatos (de cuero, de goma, de playa...) que tengo, NADA. Miento. Había piso, polvo, una alfombrilla y mucho mucho mucho VACÍO.

¿Soy malo otro año, Baltazar? ¿Ni un carbón para mí?

El traductor de Auden

Uf. El otro día publiqué en blog el poema Musée des Beaux Arts de W.H. Auden al fin del cual agregué una traducción del mismo hecha por un tal Miguel Sáenz, comentándolo: "de quien no sé nada. Voy a remediar pronto tal ignorancia".

Resulta ser una ignorancia total e imperdonable. Me debió resonar un poco el nombre, ya que había leído antes muchas otras traducciones del mismo hombre. Aquí tenéis el artículo de Wikipedia que trata del renombrado traductor y proporciona una extensa lista de obras traducidas de alemán. Además, encuentro que enseñó en la Complutense un año en que es muy posible que lo viera cara a cara. Gracias a mi interés por la traducción me pregunté cómo no doblé la rodilla ante el catedrático rogándole consejo y bendición. ¡El sinvergüenza que fui! ¿Que soy? Uf, de nuevo.

La imagen procede de una Mesa Redonda que se celebró en 2006 con el título Traducción e industria del libro en la Universidad Nacional de Rosarios, Argentina. Disculpas mil, don Miguel.

Friday, January 4, 2008

Musée des Beaux Arts

W.H. Auden, poeta inglés-americano, luchó en la guerra española con las tropas de una República radicalizada y moribunda, como todos los ingleses y americanos de las Brigadas Internacionales, según el blog JV, a quien cito en su inimitable prosa irónica: "grunting for the revolutionary side of course, an event that so disillusioned him it’s a wonder he survived at all" [seguía luchando como soldado raso por el bando revolucionario, desde luego, un episodio que le desilusionó tanto que es de extrañar que lograra sobrevivir]. Por lo visto en 1938 se dio de baja para visitar los sitios europeos que estaban por sufrir los desastres de la segunda guerra mundial. En Bruselas contempló la importante colección de flamencos del llamado renacimiento gótico en los países bajos, entre ellos Pieter Brueghel de Oude, es decir, Brueghel el Viejo, pintor representado en el Prado. El Viejo, sí, pero como nota el JV, murió a los 42 años. El poeta Auden compuso un magnífico poema sobre el cuadro Paisaje con la caída de Ícaro, que pintó Brueghel en 1555, pero los versos de la primera estrofa se aplican a montón de obras maestras. Primero, el cuadro:

Se puede hacer clic para más detalle. Este es uno de los cuadros que empleo en mis cursos, ya que es preciso buscar en el Inter y entre los libros de arte las posibles obras maestras a las que se refiera el texto. Os invito a acompañar a los estudiantes, aunque espero menos quejas. Lo esencial del ejercicio no nos ocupa aquí, sino la belleza y la verdad tanto del poema como del cuadro.

Musée des Beaux Arts

About suffering they were never wrong,
The old Masters: how well they understood
Its human position: how it takes place
While someone else is eating or opening a window or just walking dully along;
How, when the aged are reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there always must be
Children who did not specially want it to happen, skating
On a pond at the edge of the wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom must run its course
Anyhow in a corner, some untidy spot
Where the dogs go on with their doggy life and the torturer's horse
Scratches its innocent behind on a tree.

In Breughel's Icarus, for instance: how everything turns away
Quite leisurely from the disaster; the ploughman may
Have heard the splash, the forsaken cry,
But for him it was not an important failure; the sun shone
As it had to on the white legs disappearing into the green
Water, and the expensive delicate ship that must have seen
Something amazing, a boy falling out of the sky,
Had somewhere to get to and sailed calmly on. (1940)
He tenido la fortuna de encontrar en el Inter la siguiente traducción del poema en un portal que se titula Saltana, Revista de Literatura y Traducción. Los versos a continuación los compuso Miguel Sáenz, de quien no sé nada. Voy a remediar pronto tal ignorancia.

Del sufrimiento siempre supieron
los Maestros antiguos, de su acaecer
humano, de cómo ocurre
mientras otros comen, abren ventanas o indolentes se fueron;
de cómo, cuando hay viejos que aguardan reverentes, con pasión,
el parto milagroso y verdadero,
hay niños que patinan
no prestan atención
sobre el lago del bosque al atardecer.
Nunca olvidaron
que hasta el martirio ha de mostrar su horror
en un rincón que todos ensuciaron,
en donde perros viven perramente y el caballo del torturador
se rasca contra un árbol el trasero.

El Ícaro de Brueghel, por ejemplo: todo se aleja
pausadamente del desastre; el labriego con su reja
pudo oír el chapuzón, el grito desolado,
pero para él no era importante; el sol brillaba
sobre unas piernas blancas que se hundían
en agua verde, y desde el costoso barco delicado veían
lo prodigioso: un chico del cielo defenestrado;
pero el barco seguía su rumbo y con calma navegaba.

El poeta americano William Carlos Williams, que normalmente me encanta, también publicó un poema sobre el mismo tema, debido sin duda a la inspiración de Auden. ¡Qué horror! Al pobre lector indefenso le duele, particularmente si conoce éste el texto de Auden. De eso hablo otro día.

Sombra de mí


Entre los grandes del grupo poético del 27 es Luis Cernuda el que me gustaba menos. Podía reconocer desde luego que hablando técnicamente era un buen poeta de los versos clásicos, aunque le faltaba normalmente la rima final.

Pero un día hace muchos años yo en busca de otro poema para explotarlo en algún curso ekfrástico me encontré ante el siguiente poema, el que me había atraído la atención a través de la palabra imagen. Claro que no tardé mucho en descubrir (¡un solo verso!) que el poema no tiene nada que ver con el arte visual. Con todo seguí leyendo en voz alta y de repente sufrí una conversión poética como que de un rayo. De memoria supe los versos hasta recitármelos desbordante de alegría en el camión, en el despacho, en la acera... cada vez más consciente de lo que Cernuda quiso decirnos desde su exilio mejicano. A partir de entonces me veo forzado a admitir, si es necesario, que Luis Cernuda es mi predilecto no sólo del grupo del 27, sino de toda su generación.

Sombra de mí

Bien sé yo que esta imagen
Fija siempre en la mente
No eres tú, sino sombra
Del amor que en mí existe
Antes que el tiempo acabe.

Mi amor así visible me pareces,
Por mí dotado de esa gracia misma
Que me hace sufrir, llorar, desesperarme
De todo a veces, mientras otras
Me levanta hasta el cieno en nuestra vida,
Sintiendo las dulzuras que se guardan
Sólo a los elegidos tras el mundo.

Y aunque conozco eso, luego pienso
Que sin ti, sin el raro
Pretexto que me diste,
Mi amor, que afuera está con su ternura,
Allá dentro demí hoy seguiría
Dormido todavía y a la espera
De alguien que, a su llamada,
Le hiciera al fin latir gozosamente.

Entonces te doy gracias y te digo:
Para esto vine al mundo, y a esperarte;
Para vivir por ti, como tú vives
Por mí, aunque no lo sepas,
Por este amor tan hondo que te tengo.

Con las horas contadas (1950-1956)

Es un poema que me recitó de memoria (tras tantos años) José María Delgado una noche al lado del Hombre de Piedra en Sevilla. El tío se parece a una biblioteca virtual de versos en castellano y en italiano, e incluso alguno en francés. Yo tristemente ya no lo tengo recordado palabra por palabra en la mente, pero sí lo guardo en el corazón. Acabo con la foto de los tres--José María, Luis Cernuda y yo--en la calle Aire del Barrio de Santa Cruz, donde vivía Luis de niño.

Χαλεπὰ τὰ καλά








Thursday, January 3, 2008

El entierro del conde

Hace años que pido a los poetas que conozco algún verso que celebre la obra maestra de uno de los pintores más importantes de Occidente, a saber, El Greco.

He aquí una lista de carácter necesariamente parcial: Manuel Mantero, Rafael Morales, José Hierro, Julia Uceda, José María Delgado, Enrique Baltanás, Ignacio López-Calvo, Connie Palacio, Pedro Xavier Solís y Sharon Olds. O sea tanto en inglés como en español llevo décadas rogando a mis poetas un poemillo que verse en torno a El entierro del conde de Orgaz.

Me fascina el ékfrasis. Poetas hay que se han dedicado a escribir—repintar en palabras, francamente—los grandes cuadros del Museo del Prado, por ejemplo, o los de la Galería Nacional en Londres y del Museo del Louvre, desde El caballero de la mano al pecho (Manuel Machado) a Las mozas de Aviñón (Rafael Alberti). El propio Picasso en los años 30, al encontrarse con un bloque mental que le impedía pintar, se puso a escribir una llamada "poesía" surrealista (¿superrealista?), la cual incluye muchos versos interminables e insoportables bajo el título del entierro. Pero no existe un buen poema sobre el cuadro.

Hasta ahora. Sucede que el verano pasado en Toledo un poeta amigo, el colombiano Ramiro Lagos, por fin me realizó el deseo de tener entre mis papeles ekfrásticos un texto literario que interprete, que traduzca el texto visual del gran pintor. Fue un sábado de primavera. Allí mismo en Santo Tomé, rodeados de estudiantes y japoneses con sus guías, Ramiro y yo volvimos a contemplar los dos mundos del cuadro: la tierra renacentista y el cielo barroco. Al salir Ramiro empezó a apuntar en un trozo de papel, aunque no sabía yo en aquel momento de qué se tratara, ya que siempre anda escribiendo en sobres, recibos, folletos, papel higíénico... un presupuesto aquí, un número de teléfono allí, un par de versos que se le acaba de ocurrir. No me comentó nada. Poco después en Madrid, Ramiro me presentó recitando ante una reunión de estudiantes el soneto que tenéis a continuación.
El entierro del conde
(A Will Derusha)

Este cuadro inmortal de luz pintada,
Flotante nube blanca embellecida
Por la mano del Greco, deja asida
El alma con el arte, iluminada.

Este cuadro divide la mirada
Entre el cielo y la tierra, gloria y vida,
Dejando ver el alma enlutecida
Del conde Orgaz con muerte incorporada.

Luz arriba está Cristo esplendoroso,
La Virgen y San Juan, Moisés radioso,
Noé y San Pedro, rostros de alma pura.

Ya al fondo está San Agustín mitrado
Y otrosí San Esteban. Han bajado
Del cielo a darle al conde sepultura.

Ramiro Lagos, Toledo, 19 de mayo de 2007

Incluso me dedicó a mí el soneto que tanto le había pedido, como a todos. A todos, sí, pero únicamente Ramiro me lo dio. Fue un honor verme asociado un poco con la creación.